jueves, 23 de octubre de 2014

GUARDIANES DEL TERRITORIO


Levante-EMV

Guardianes del territorio

Cerca de 5.500 hectáreas de la Comunitat Valenciana son gestionadas por ciudadanos y entidades bajo convenios de tutela con propietarios
dimecres 6 d'agost de 2014per  AE-Agró
La custodia es una estrategia que trata de afrontar la conservación sin imposiciones. La participación social y el consenso de todas las partes implicadas es la base de un modelo que asegura la conservación del territorio a largo plazo. En la Comunitat Valenciana existe desde los años 90, al tiempo que el tejido asociativo y el apoyo de las administraciones han experimentado un notable incremento.
LOURDES JIMÉNEZ | VALENCIA | 3.08.2014
Vecinos de Agullent, en la comarca de la Vall d’Albaida, aún recuerdan el fuego que calcinó cerca de 2.500 hectáreas de monte en la zona. Lejos de quedarse quietos contemplando su tierra muerta en vida, decidieron implicarse en la recuperación y fundaron La Codolla, una asociación que se dedica, entre otras cosas, a reforestar la sierra gracias a un contrato con el ayuntamiento. Es un acuerdo de custodia del territorio.
Como La Codolla, alrededor de 25 asociaciones y ONG en la Comunitat Valenciana mantienen un total de cien acuerdos de custodia con propietarios particulares de parcelas y con administraciones públicas para realizar labores de gestión del territorio. En total, son 5.500 las hectáreas con este tipo de colaboraciones. Miles de metros cuadrados que cuentan con el compromiso voluntario de ciudadanos para gestionar y conservar un territorio con elevados valores naturales, paisajísticos y culturales.
Reparto de responsabilidades
Desde hace 10 años existe la red valenciana de entidades de custodia, bajo el nombre de Avinença, donde propietarios y organizaciones se asocian al fin de encontrarse, desarrollar un pliego de condiciones y llegar a acuerdos.
El responsable de esta red, Jordi Domingo, explica a Levante-EMV que la tradicionalmente la Administración era la única competente en la gestión del territorio y que, gracias a la custodia, estas responsabilidades se reparten entre los amantes de la naturaleza, los interesados en la conservación de su tierra o las personas más concienciadas y capaces de realizar un trabajo eficaz sobre la tierra. “Esta herramienta es muy modulable y permite desde salvar al lince ibérico como recuperar una fuente natural de un pequeño pueblo”, cuenta Domingo.
Sobre el presupuesto que manejan, asegura que la mayoría de acuerdos no conlleva una compensación económica por la gestión, sino que tan sólo se cubren gastos. Por ejemplo, La Codolla –antes mencionada- puede manejar un presupuesto de 300 euros anuales y, pese a ello, “realizan una gran labor”, continúa.
“Hace 10 años esto era algo marginal y ahora incluso está respaldado legalmente”, asevera. Así lo reconoce la Ley de Patrimonio Natural y de Biodiversidad, que obliga a las administraciones públicas a “promocionar” los acuerdos de custodia.
Estos convenios nacen como consecuencia de algunas deficiencias detectadas en otros modelos y lo que persiguen es un marco coparticipativo, capaz de aunar intereses y colectivos diversos. Por eso, se plantea la protección integral del territorio, incorporando la conservación no sólo de determinados elementos aislados, sino mirando al territorio desde una perspectiva generosa. ¿Y dónde aplicar esta visión? Desde espacios agrícolas o explotados por empresas, hasta espacios protegidos o amenazados, fijándose en la fauna y la flora e incluso en el patrimonio cultural.
Reducir el impacto ambiental
Uno de los acuerdos de Acció Ecologista-Agró (AE-Agró) es “Custodia del Territorio en puntos estratégicos del LIC Marjal de Almenara”. La organización contacta con propietarios privados que tienen terrenos interesantes desde el punto de vista conservacionista dentro del área de repoblaciones con plantas autóctonas típicas de los humedales, limpieza de los canales o la creación de un pequeño lago que sirve de trampa para las tortugas invasoras de Florida.
Así, la empresa Inferco, dedicada a la explotación de turbas y propietaria de una parcela en este entorno, cedió la gestión de su territorio para que AE-Agró redujera su impacto ambiental. “Es algo muy positivo. Nosotros no podríamos hacernos cargo”, explica uno de los responsables de la empresa, Lluís Llópez, que cuenta que no hay contraprestación económica.
El Col·lectiu Vall de Vernissa cuenta con seis acuerdos de custodia con propietarios de fincas forestales y agrícolas. Mediante estos contratos, los agricultores reciben asesoramiento para una gestión responsable, así como soporte humano para organizar un ecomuseo en verano.
Entre sus acciones destacan, entre otras, la transformación de un naranjal en desuso una finca diversa de cultivo ecológico, la comercialización de cajas con productos agrícolas, la creación de un itinerario por la historia de los cultivos valencianos y la restauración de márgenes de piedra seca en varios bancales forestales y agrícolas.
Depuración de aguas
El responsable de Global Nature, Antonio Guillem, explica que su organización mantiene varios acuerdos de custodia en l’Albufera como el Tancat de Milia y de L’Illa. El territorio es propiedad de Aquamed, la empresa pública de aguas, y se dedican principalmente a la depuración de las aguas mediante los denominados filtros verdes, aunque sus actuaciones también conllevan la recuperación de fauna y plantas. “Nuestro objetivo es unificar las tres Directivas Marco de agua, aves y hábitats para mejorar los espacios”, explica.
Compromiso de los propietarios
La entidad ASHA mantiene un acuerdo de custodia junto con la Comunidad de Regantes de Carrizales y de los propietarios de una finca situada en Los Carrizales de Elx, para que los dueños labren las parcelas sin cultivar con anterioridad a la llegada de las canasteras, además de evitar la realización de tareas agrícolas durante la nidificación.
Por su parte, la Comunidad de Regantes, asume el gasto del labrado de las tierras sin cultivar y se compromete a no segar el carrizo de las orillas del azarbe de Lo Cabello durante la época reproductora.
Otros, como Jorge Gómez, acceden a la custodia por temas personales. A su nieto le gustan las aves, así que acordó con AE-Agró que se dejara de cazar en su finca de Almenara.

“La participación de los voluntarios no debe desprofesionalizar la gestión”

Asociaciones y colectivos son conscientes de que “para trabajar en la conservación hay que tener conocimientos”
“Existe el riesgo de que las administraciones públicas confundan la custodia con la desprofesionalización de la gestión del territorio”, explica el portavoz de AE-Agró, Miguel Crespo. “Los voluntarios son un punto fuerte muy positivo; pero sus actuaciones son puntuales”, continúa Crespo, que denuncia “los fuertes recortes” en gestión y conservación del territorio. “Para trabajar en medio de la naturaleza hay que tener conocimientos”, reivindica el ecologista, que espera que la pretensión no sea cambiar profesionales remunerados por voluntarios.
Por su parte, el responsable de Avinença, Jordi Domingo, declara en la misma dirección: “el voluntariado no puede suplir la gestión”. No obstante, agradece mucho el trabajo altruista de miles de personas concienciadas que “puntualmente” hacen una labor “extraordinaria”. “Tienen su nicho y su espacio” y “debería seguir aumentando”, afirma Domingo.
Conselleria y custodia
La directora general de Medio Natural de la Generalitat Valenciana, Salomé Pradas, explica a Levante-EMV que la experiencia valenciana en el ámbito de la custodia está siendo “muy positiva”. “Nosotros queremos ir de la mano con todas las entidades” que adoptan territorios, asevera Pradas, al tiempo que señala que desde la Conselleria de Medio Ambiente seguirán apoyando este tipo de actuaciones. Sobre los voluntarios, dice que son “esenciales” y que quizá se ponga en marcha un plan para fomentar la participación y la implicación de la sociedad civil en el entorno natural.
Escoltas en otros países
Mientras que en España este tipo de iniciativas son relativamente recientes, otros países ya han cumplido su primer acuerdo de custodia. Posiblemente, el primer caso de conservación desde la iniciativa privada corresponda en el territorio valenciano a la compra de terrenos realizada por AE-Agró, en el marjal de Almenara, en los años 90.
En EE.UU, la primera entidad de custodia nace en 1981, donde ya son escoltadas 1’9 millones de hectáreas. La organización más grande sobre custodia en el país es Nature Conservancy, que cuenta con un millón de socios, más de 1.700 espacios naturales bajo su tutela y un total de 2.000 trabajadores. La National Trust de Reina Unido cuenta con 3’4 millones de socios y custodian más de 1.000 kilómetros de costa.
Aunque España esté a años luz de estos países, la previsión es que el ejército de custodia, crezca.